Chamanismo esquimal

El explorador danés Knud Rasmussen llegó al Artico en América del Norte en 1921. Su objetivo era estudiar las costumbres esquimales, el pueblo iglulik. Encontró una cultura que prácticamente giraba en torno a una multitud de seres invisibles (espíritus que habitan en el interior de todas las personas, animales y objetivos) y seres no específicos a los que se consideraba responsables de acontecimientos aparentemente inexplicables: las tempestades climáticas, la enfermedad. Con ayuda de un chamán esquimal llamado Anarqaq que recordaba sus visiones y dibujó en papel estos seres que afirmaba haber visto. Rasmussen pudo notar que ciertos espíritus eran buenos y útiles y otros agresivos y malvados. Toda la comunidad pretendía alejar a los malos espíritus mediante rituales pero solo los chamanes lograban hacerlos desaparecer por completo.

Como todo chamán, Anarqaq contaba con la ayuda de los “espíritus útiles”, los que aparentemente hacían acto de presencia tomando posesión de su cuerpo. Algunos espíritus, primero parecían como monstruos, pero estos podían ser luego sometidos y cuando esto sucedía... permanecían firmes y leales, siempre dispuestos a ayudar al chamán.

Igtuk

Este espíritu, según Anarqaq era el responsable de los ecos de explosiones que se escuchaban en las montañas del Ártico. Cuando Anarqaq se enfrentó a éste espíritu éste tenía un gran ojo a la misma altura de sus brazos, sus fauces se abrían para dar paso a un enorme abismo y su barbilla estaba cubierta de bello.

Issitoq (Ojo Gigante)

Este espíritu, ciertamente melancólico apareció anunciando que no se le debía temer. Es un espíritu guardián de cuello corto y escaso, brazos muy largos y una boca vertical con un diente colgado y otros pequeños que le ayudaba a encontrar a los que habían violados el tabú tribal.

Qungiaruvlik

Este espíritu femenino, se hizo presente un día de primavera e intentó raptar a una criatura. Pero antes de que lo lograra, dos espíritus guardianes acudieron al rescate del niño matando a la secuestradora.

Nartoq

Se le apareció este espíritu a Anarqaq mientraws estaba de casa. Se avalanzó sobre el como para atarcarlo pero cuando el chamán se preparó para defenderse, el espíritu desapareció. Luego, Nartoq volvió a presentarse pero explicó que estaba dispuesto a aplacar su temperamento para convertirse en un espíritu protector.

Kigutilik

Monstruoso como un oso, había surgido de un agujero en el hielo irradiando temor. Indomable, Anarqaq dudaba que pudiera transformase en un ayudante.